Los cuarteles de la Guardia Civil de Palmanova en Mallorca no disponen aún de cámaras de vigilancia ni de inhibidores de frecuencia operativos

Los dos cuarteles de Palmanova, en los que ETA instaló bombas-lapa el pasado 30 de julio -ocasionando una de ellas la muerte de dos guardias civiles-, siguen sin recibir las cámaras de vigilancia prometidas. Un agente es el encargado de realizar las funciones de este dispositivo. Los inhibidores de frecuencia ya se han instalado, pero no se utilizan. "El gobierno ha decidido que sea un agente el que vigile cada cuartel de Palmanova, y debe inspeccionar tanto el interior como el exterior de las instalaciones". Con estas palabras, una fuente cercana a los guardias civiles mallorquines, expone la situación de inseguridad que se sigue dando en los acuartelamientos atacados por ETA hace más de tres meses. Según ha podido saber El Confidencial Autonómico, la orden de poner a un agente a vigilar el cuartel fue tomada por el Gobierno de forma inmediata, en la misma semana en la que se produjo el atentado terrorista. La decisión fue tomada por los guardias civiles como una medida provisional hasta la llegada de las cámaras de videovigilancia, pero el tiempo ha demostrado que no ha sido así. Las mismas fuentes consultadas afirman que lo que sí ha llegado a ambos cuarteles de Palmanova han sido los inhibidores de frecuencia. Sin embargo, éstos no han podido usarse: "en nuestras instalaciones los sistemas de apertura y cierre de puertas van con un mando a distancia que no es operativo con los modernos inhibidores". La otra medida de seguridad que se viene aplicando desde la misma semana en la que ETA asesinó a dos guardias civiles es la de cerrar al tráfico las calles colindantes a los cuarteles. "Así también evitamos que ningún coche aparque" comentan a este confidencial voces autorizadas. Las mismas fuentes consultadas remarcan que la situación de desprotección que se vive en los cuarteles de Palmanova contrasta con la vigilancia absoluta y de última generación con la que cuenta el acuartelamiento de Andratx, el más moderno de la isla. La casa-cuartel dispone de cámaras de vigilancia, inhibidores de frecuencia, y de aparcamiento interior controlado por barreras automáticas. Todas las precauciones son pocas para evitar que se repita una jornada tan negra para Mallorca como la del pasado 30 de julio, cuando ETA asesinó a Carlos Sáez de Tejada y a Diego Salva Lezaun, dos jóvenes agentes de 28 y 27 años, respectivamente. El dispositivo de seguridad anunciado por los gobiernos autonómico y estatal se siguen esperando en la isla.

 

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