Las ‘herederas’ políticas de Camps y Cotino se hacen fuertes en el gobierno de Fabra

El presidente valenciano se aferra ahora a Isabel Bonig, secretaria general del PPCV, y a María José Catalá, portavoz del ejecutivo, para relanzar su gestión

Isabel Bonig y María José Catalá, en una rueda de prensa posterior a la reunión con Consell.
Isabel Bonig y María José Catalá, en una rueda de prensa posterior a la reunión con Consell.

Alberto Fabra acometió hace unas semanas una remodelación del Consell de la Generalitat Valenciana y del Partido Popular regional que incluyó la salida de Serafín Castellano de la secretaría general y el “ascenso” de dos consejeras emergentes: María José Catalá, de Educación, e Isabel Bonig, de Infraestructuras. Ambas son “pupilas” de dos pesos pesados de los populares valencianos que han dejado la primera línea por casos de corrupción.

Dos mujeres son ahora los dos pilares del gobierno de Fabra, que velada o expresamente ha aludido reiteradamente a la “herencia” recibida de Francisco Camps -que le dejó el cargo en el verano de 2011-, para justificar su política casi de “salvavidas” en la gestión de recursos económicos y sortear los casos de corrupción en la bancada popular y de crisis interna en el PP, en concreto en torno al liderazgo del propio Fabra.

Estas dos nuevas figuras de peso en el equipo de Fabra tanto en la Generalitat Valenciana como en el PP autonómico tienen además un claro significado interno por quienes fueron sus “padrinos políticos”.

Fuentes del entorno de ex presidente Francisco Camps aseguran a El Confidencial Autonómico que “Fabra se aferra ahora a Bonig y Catalá, que son parte de la herencia de Camps, y parece olvidarse la herencia política de estos dos valores firmes y en alza en el PP, incluso barajándose los nombres de las dos como posibles recambios de Fabra si no logra la recuperación de votos”.

Bonig, “descubierta” por Fabra; Catalá, por Cotino

Isabel Bonig, alcaldesa de Vall d´Uxó por mayoría absoluta en 2007 y 2011, fue un “descubrimiento” de Francisco Camps, que la nombró consejera al conocer sus cualidades: “A esta mujer me la llevo al Consell”, afirmó el entonces presidente de la Generalitat.

Por su parte, María José Catalá fue un “descubrimiento” de Juan Cotino -actual presidente de las Cortes Valencianas y hace años uno de los hombres fuertes del PP regional- para la alcaldía de Torrent (Valencia), que ganó por mayoría absoluta, y tras un breve paso como diputada en el Congreso de los Diputados se centró en la alcaldía.

Cotino, “mano derecha” de Camps, fue el valedor de Catalá, y Fabra no dudó en nombrarle consejera de Educación nada más llegar al Palau. Curiosamente, ahora el presidente de las Cortes se encuentra en una difícil situación, por su posible imputación en algunos casos de corrupción, hecho que Alberto Fabra consideraría definitivo para que Cotino dimita.

 

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