Se produjeron menos incidentes que el año pasado

Las Marchas de la Dignidad desplegaron “vigilantes” para evitar disturbios con la Policía

Decenas de manifestantes con chalecos rojos y pinganillos formaron un cordón donde comenzaron los altercados en 2014

"Servicio de respeto" de las Marchas de la Dignidad.
"Servicio de respeto" de las Marchas de la Dignidad.

El regreso de las Marchas de la Dignidad a Madrid este 21 de marzo terminó con algunos disturbios en calles del centro de la ciudad, pero con muchos menos radicales implicados y un grado muy inferior de violencia empleada contra antidisturbios y mobiliario urbano.

Dos meses antes de esta nueva manifestación en Madrid, El Confidencial Autonómico ya adelantó que los organizadores de la protesta iban a organizar un “cordón de autodefensa” para tratar de evitar que entre las columnas hubiera alborotadores -o “infiltrados policiales”, según algunas fuentes-, y para proteger también a los manifestantes de posibles cargas policiales desproporcionadas.

Pues bien: en el recorrido de las marchas por Madrid el pasado sábado se pudo ver a decenas de personas que, con un chaleco rojo, formaban un cordón que rodeaba a las cabeceras de las columnas y que al final de la concentración trató de evitar que se repitieran escenas como las del año pasado de extrema violencia por los radicales que atacaron a los policías de las Unidades de Intervención Policial y a los agentes municipales.

Tal y como pudo comprobar ECA y se puede ver en las imágenes más abajo, el “servicio de respeto” (así se denominaban en las chapas que llevaban al pecho) de las Marchas de la Dignidad no sólo actuó durante el recorrido por las calles de Madrid hasta la Plaza de Colón, donde se leyeron los discursos; también lo hizo al final de la concentración.

En concreto, varias decenas de personas con esos chalecos rojos del “servicio de respeto” se colocaron al final de la calle Génova, a la altura del conocido restaurante Riofrío. Formaban un auténtico cordón de seguridad, con vallas del ayuntamiento de Madrid cruzadas: aunque dejaban pasar gente, fueron un elemento disuasorio para evitar que ocurriera lo mismo que el año pasado.

Y es que en 2014 los ataques de varios centenares de radicales violentos y las consecuentes cargas policiales comenzaron precisamente en la calle Génova: un nutrido grupo de encapuchados subió hasta el cordón policial y comenzó a zarandear las vallas y a lanzar objetos a los antidisturbios, que tuvieron que empezar a cargar y a disparar pelotas de goma.

Ahí comenzó la persecución hacia la plaza de Colón y por el paseo de Recoletos, donde finalmente los radicales “contraatacaron” lanzando piedras y golpeando a los agentes con barras de hierro, señales de tráfico...

Este año, sin embargo, los radicales no se acercaron al despliegue policial de la calle Génova (a la altura de la Audiencia Nacional): antes tenían ese cordón de “vigilantes” de la propia organización de las Marchas de la Dignidad, que vigilaba que ningún grupo de radicales subiera hasta la barrera policial a prender la mecha de los altercados.

Los integrantes de este “servicio de respeto” estaban coordinados a través de radios y pinganillos, como pudo comprobar El Confidencial Autonómico en la misma calle de Génova de Madrid. Aunque no llevaban, lógicamente, ningún elemento disuasorio, en cualquier caso consiguieron que no comenzaran allí los disturbios y sólo hubiera algún momento de tensión que no desembocaron en la “guerra urbana” del año pasado.

Los disturbios surgieron en torno a la Gran Vía por otro grupo de encapuchados que al final de la marcha empezaron a quemar contenedores, lanzar sillas de bares a los policías y destrozar escaparates de locales del centro de Madrid.

 

Vea a continuación el cordón policial en la calle Génova y el de los “vigilantes” de las Marchas de la Dignidad:

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