A raíz del “desarme” llevado a cabo en Francia

“Si fuese necesario, alguien podrá retomar lo que ETA dejó en 2011”

Así lo asegura un ex miembro de la Mesa Nacional de Herri Batasuna en un artículo en el que recoge la opinión similar de un terrorista de los inicios de la banda

Policías franceses inspeccionan uno de los zulos entregados por ETA.
Policías franceses inspeccionan uno de los zulos entregados por ETA.

La banda terrorista ETA y su entorno civil escenificó el 8 de abril su “desarme”, que incluyó la entrega a las Fuerzas de Seguridad francesas de la localización de ocho zulos con unas 120 pistolas y cerca de 3.000 kilos de explosivos. Parece un paso más hacia su desaparición definitiva, aunque hay quienes en su entorno no lo ven tan irreversible.

Tras semanas de expectación, el pasado sábado un sindicalista francés del entorno de ETA (“representante de la sociedad civil vasca”) entregó una carpeta a la llamada Comisión Internacional de Verificación con la geolocalización de ocho zulos de ETA.

Estos “verificadores” entregaron la información a la Fiscalía francesa, y se inmediato las Fuerzas de Seguridad galas acudieron a los zulos a incautar el material de los terroristas: 120 armas (principalmente pistolas), alrededor de 3.000 kilos de material explosivo, miles de detonadores y gran cantidad de munición.

La entrega de estos zulos se ha presentado como el “desarme” de ETA, aunque como contó El Confidencial Digital, los responsables de la lucha antiterrorista aseguran que no son todas las armas de la banda: hay parte del arsenal que continúa escondido y que no ha sido entregado porque los actuales dirigentes de ETA han perdido la pista de dónde se encuentra.

¿Entregar o no las armas?

En este contexto, llama la atención un artículo de opinión difundido entre blogs abertzales y que ha podido consultar El Confidencial Autonómico. Comenzó a circular antes del acto de “desarme” del 8 de abril, pero ya dando por hecho esa entrega del arsenal de ETA.

Está firmado por Josemari Lorenzo Espinosa, un profesor de Historia de la Universidad de Deusto especializada en nacionalismo vasco, autor de muchos libros sobre este asunto y sobre ETA, pero además llegó a ser miembro de la Mesa Nacional de Herri Batasuna (HB), brazo político de la banda terrorista que acabó siendo ilegalizado.

Lorenzo Espinosa mostraba en este artículo sus dudas sobre la estrategia de ETA y de la actual dirección de la izquierda abertzale, ya que no consideraba especialmente relevante ya la entrega de las armas de los terroristas.

Pero además, reflejaba también las opiniones de “uno de los principales activistas del primer periodo armado de ETA”, al que sólo identifica como “I.”. Ambos -ex dirigente de HB y ex miembro de ETA- se mostraban de acuerdo en que “si no se había podido ganar la guerra militar, lo lógico sería dejarla. Es decir, no volver a usar las armas. No volver a disparar”.

Mientras que Josemari Lorenzo Espinosa afirmaba que era prácticamente indiferente entregar o no unas armas que se iban a oxidar en los zulos, el antiguo etarra opinaba que “por haber perdido una batalla, la guerra podía continuar en el futuro. O sea mas o menos, que las armas tendrían que estar, aunque fuese virtualmente, operativas. O que su no-entrega pudiera servir de imaginario y referencia en las próximas generaciones”.

Si las condiciones continuan o empeoran...”

Pero este profesor de la Universidad de Deusto va más allá en este artículo consultado por El Confidencial Autonómico, y deja caer algunas ideas que ponen en duda la irreversibilidad de la renuncia a la violencia.

 

“Por mucho que ETA, lo deje, renuncie, se retire, se disuelva o entregue su arsenal, nada de eso hipoteca el futuro. Ni el suyo ni el nuestro. Simplemente se pasa una página, de un libro que sigue abierto, por desgracia, desde 1839”, argumenta Josemari Lorenzo, en referencia a la fecha que los nacionalistas vascos marcan como principio del fin de los fueros vascos y navarro. Y añade: “Si fuese necesario, siempre podrá haber alguien que retome lo que ETA dejó en 2011, o entregó el 8 de abril”, es decir, la “lucha armada” a la que la banda puso fin con su comunicado del 20 de octubre de 2011, y la reciente entrega de armas.

La misma idea le expresó el antiguo miembro de los primeros compases de ETA: para este veterano etarra, “si las condiciones que llevaron una vez a crear ETA, siguen en vigor o incluso empeoran, nada podrá impedir y menos “el 8 de abril de 2017”, que otra organización tome el relevo y se incline una vez mas por la lucha armada. O similar”.

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