Las costas españolas, destino preferente para los capos de la camorra italiana. Tarragona, Cádiz, Málaga, Almería y Tenerife son sus centros de operaciones

La mafia italiana lleva desde los años 80 invirtiendo en España y hoy es el gran destino de los capos de la delincuencia organizada transalpina, que acuden escapando de las tensiones en su país de origen. Andalucía, Cataluña y las Islas Canarias cuentan con la presencia de diferentes clanes. Una de sus grandes preocupaciones es el control de los puertos marítimos para el tráfico de estupefacientes.

Tarragona, la Costa del Sol y Canarias atraen cada año a cientos de italianos. No todos son turistas. Según fuentes de la Guardia Civil consultadas por El Confidencial Autonómico, en España se ha detectado la presencia de tres mafias: la ‘Camorra’, procedente de la región de La Campania (Nápoles, Marano); la ‘Cosa Nostra’, nacida en Sicilia, y la ‘Ndrangheta’, en Calabria, al sur de Italia. Ésta última es la organización más extendida, no sólo en Italia y España: tienen grupos actuando en EEUU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

En el caso de España, los delincuentes vinieron hace tres décadas atraídos por las facilidades que tenían para hacer grandes pagos en efectivo. El “carácter mediterráneo” les posibilitó establecer relaciones con empresarios e invertir en todo tipo de negocios, especialmente aquellos relacionados con “el ladrillo y el mundo de la noche”, explica el comandante C.C., responsable del grupo de Drogas de la UCO.

Los mafiosos empezaron a llegar a nuestro país en los años 80, “a la vez que los ciudadanos rusos”, acompañados de grandes inversiones. “En España se sienten seguros, ya que la sociedad no sospecha de ellos”, según cuenta el comandante. “Muchos vienen aquí a ‘retirarse’, y otros huyen de las guerras que está habiendo ahora mismo en Nápoles” y aprovechan para hacer sus negocios.

A los pocos años “hubo que empezar a preguntar de dónde venían esas corrientes de efectivo” y la Guardia Civil encontró la respuesta: “del tráfico de drogas y el blanqueo de capitales”.

Los clanes con presencia en España

Uno de los problemas con que se encontró la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil al empezar a investigar a los mafiosos: “no es una organización criminal al uso; están completamente enraizados en la sociedad”.

Los carabinieri italianos llevaban tres años detrás de Giuseppe Polverino cuando la Guardia Civil empezó a seguirle la pista en España. Fue detenido después de dos años y medio. “El gran problema de este tipo de organizaciones es que los clanes nunca dejan de funcionar, aunque se los ‘descabece’”, explica el jefe del equipo de la UCO que investiga a huidos de la Justicia.

Dicen en la citada unidad que Polverino “sólo ha perdido una vez al póker”; sus secuaces se encargaron de eliminar a quien le ganó con dos disparos desde una moto en marcha. Giuseppe, de 53 años, fue detenido en Cádiz en marzo de 2012. Sus segundos de abordo también fueron apresados: Domenico Valverde, su lugarteniente en Tarragona, en 2009; Raffaele Vallefuocom, su segundo en Almería, en 2012, y Fabio Allegro, que operaba en Málaga, en 2010.

Pese a estar encarcelado, a las autoridades les consta que Polverino “sigue mandando desde la cárcel”. Su mano derecha está en Italia, desde donde controla el negocio “totalmente supeditado a las órdenes del capo”, afirman. En aquella operación hubo entre 70 y 75 detenidos, todo ello después de dos años y medio de investigación.

 

Otro de los operativos de la Guardia Civil tuvo como objetivo al clan Giuliano. Contra ellos desarrollaron las operaciones Callejeros I y II, llevadas a cabo en el sur de España. En verano de 2011, los agentes detuvieron en Estepona a Salvatore D’Avino, de 39 años, uno de los 100 prófugos más buscados por Italia. Ahora mismo cumple 20 años en una cárcel italiana, ya que gestionaba una red internacional de tráfico que importaba droga desde Marruecos hasta Italia, pasando por España.

Otro ejemplo es el de Giuseppe D'Amico. Era un vecino y empresario conocido por todos en Almería y alrededores: murió asesinado con cinco disparos tras ser torturado en 2006 en una finca de la zona.

Luigi Felaco había acudido a España huyendo de las guerras de mafias de Nápoles y era muy conocido en las Islas Canarias, zona en la que se empezó a vigilar dentro de la 'operación Pozzaro'. En una de sus visitas a su tierra natal, fue asesinado a la salida de una pizzería. “Usaron el método tradicional”, explica el comandante C.C.: “Dos encapuchados le tirotearon desde una moto en marcha”.

Corrupción y política

En España los mafiosos se han encontrado con que el sistema político les dificulta aplicar exactamente los mismos métodos que tienen en Italia: no pueden meterse en los ayuntamientos con la misma facilidad que tienen en Nápoles y alrededores. No obstante, en la ‘operación Pozzaro’ se detuvo a un abogado italiano, relacionado con la mafia, que iba en las listas del Partido Popular de Adeje, al suroeste de la isla de Tenerife. Su nombre era Domenico de Giorgio; le avalaba el clan Felaco.

Las autoridades tienen que hacer frente a órdenes de detención masivas, de 200 o 300 personas. “Todos los detenidos están perfectamente integrados en las comunidades españolas donde viven”, aseguran desde la Guardia Civil.

Otro de los operativos más importantes de la Guardia Civil fue la ‘operación Laurel’, que ha incluido hasta ahora ocho líneas de trabajo. En la llamada ‘Laurel V’, en España hubo 40 detenidos, 18 pisos bloqueados y 7 millones de euros en acciones.

En Italia se les intervinieron un centenar de apartamentos, 19 grandes villas, 141 locales comerciales y 57 empresas y sociedades: lo incautado en los dos países superaba los 1.000 millones de euros según las fuentes consultadas de la UCO.

‘El sistema’: con quién hay que hablar

Los mafiosos sacan dinero de cualquiera que sea el sector donde perciban que hay posibilidad de enriquecerse. En España comenzaron con el ladrillo y en Italia controlan la gestión de residuos, las basuras, pequeños comercios…

“En las zonas donde hay clanes, todos saben a quién tienen que llamar en cada caso”, explica el comandante C.C. “Es lo que ellos llaman ‘el sistema’, algo más que la familia”. Las redes de favores son la clave para la supervivencia del negocio: “barrios enteros viven directamente de la Camorra en Italia”.

Sin embargo, ese ‘sistema’ no es un problema local. Quienes están hoy en España no son sólo mafiosos en busca de su retiro, alejados de los conflictos en Nápoles. Otros han convertido España en su campo de trabajo, especialmente por su localización como puerta de entrada de mercancías, drogas…

“Si no colocas a sus trabajadores como ellos quieren, te queman el local”, aseguran fuentes de la investigación. Así de fácil y así de peligroso.

¿Cómo se trabaja con las autoridades italianas?

La colaboración con los carabinieri se basa en “una relación de confianza” entre los dos cuerpos que “no hubiera sido posible sin los buenos resultados conseguidos en España”. Según los expertos, a los italianos “no les gusta que la información que tienen sobre la mafia circule fuera del país”, aunque ahora el sistema de comunicación es fluido entre Italia y España.

Las operaciones en las que se ha golpeado a la mafia italiana en España son muy complicadas, por “la cantidad de documentación falsa que manejan, su movilidad por el país y las medidas de seguridad de las que se rodean”, asegura el responsable del grupo de Drogas de la UCO.

Las ramificaciones de la mafia en nuestro país son objeto de varias líneas de investigación. Se coordinan desde la Unidad Central Operativa y la Fiscalía Anticorrupción de la Audiencia Nacional. Miembros de los operativos viajan a menudo hasta Nápoles para recabar más información sobre los clanes e intercambiar información in situ con los carabinieri.

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